Pasado Marchito...

7/3/17

Me descubrí en silencio, intentando escribir las palabras de esta entrada tras la llamada que recibí hace apenas unos minutos. Pongo música para romper el tono de sorpresa, coraje y confusión. Abro mi playlist y me topo con “Take me to Church” de Hozier. Vaya, que oportuno, que adecuado.



Recibí una llamada que llega algo tarde, algo así como diez años después. Tras tanto tiempo transcurrido debo decir que me sorprendió. Fue una llamada llena de contradicciones, en la bocina sonaba la palabra hermano pero de manera hueca y al mismo tiempo desesperada. La llamada continuaba y entonces llegaban palabras de amenaza, de coraje, rabia, odio y desprecio. Todo esto me confundía hasta que decidí entrar en calma, ya había pasado por eso muchas veces, hace diez años y más.

Me hicieron recordar mis errores, que no son aquellos que la gente cree que retumban en mi consciencia. Me hicieron recordar que en aquel tiempo cometí el error de portarme con compasión esperando recompensa o reconocimiento. El alcohol y los desvelos eran mi puerta de escape a una situación que no afronté como debía y preferí aferrarme al intento de salvar algo que no era mío. Al final terminé hundido en el lodo de mucha gente que me rodeaba, no así de los que sí me conocían.

Siento decepción al darme cuenta del poco avance que ha tenido este conflicto; no lo digo por mi, yo soy de la idea de que el pasado es eso... pasado. Siento coraje porque mi interlocutor nunca ha sido capaz de reconocer sus errores, llora y se alcoholiza para victimizarse y se hace la víctima para alcoholizarse más y llorar. Pide a gritos mi disculpa, esa que le dí hace muchos años. No tuve inconveniente en disculparme de nuevo durante la llamada pero si fueramos sinceros, no tiene el valor para decirme y sostener lo que siente, mucho menos valor tiene para mirar sus errores, sentenciarse y seguir adelante.

De verdad, mi consciencia está tranquila tras escuchar sus argumentos. Lo que él quiere ver es una mentira del pasado que justifique su presente. Tan simple como eso, tan simple como las fotografías que he tomado el día de hoy. Mira que sorpresa... Vaya coincidencia. Nunca había tomado fotografías tan frías, tan secas, tan llenas de vacío, tan centradas en la imagen para mostrarse como lo que son, objetos inertes de un pasado marchito...

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